sábado, 7 de diciembre de 2019

THAI Harto de medicinas

7/12/2019

Declaraba hace unos día que venía a Pai con la idea de hartarme de Naturaleza. De momento de lo que estoy hartándome es de píldoras de todo tipo porque me he puesto pachucho.

El viaje desde Chiang Mai , a pesar de estar advertido, las setecientas sesenta curvas de la carretera dejó a medio autocar con las bolsas en la mano y vomitando. Afortunadamente no fue mi caso pero resultó poco agradable ver y hasta oler las consecuencias.

Ese mismo día de llegada al pueblo alquilé una moto y salí a dar un paseo para ver el ambiente. Efectivamente, aquí hay Naturaleza para respirarla y disfrutarla cuanto se quiera pero a ser posible pletórico de salud.

Lo digo porque un dolor de cabeza me atacó levemente por la tarde y de madrugada desperté muy alterado porque el dolor transmutó a migraña y era imposible conciliar el sueño. Fue una noche horrible y me levanté muy cansado, claro, pero pensé que aquello sería pasajero y de nuevo me subí a la moto para hacer un par de visitas a otros sitios de interes. Pues no, el dolor seguia volviéndome loco, no podía concentrarme, y solo me apetecía cesar cualquier actividad y cerrar los ojos. Jamás, en los días de mi vida, recuerdo haber padecido un dolor de tanta intendisad y sin tregua.

Lo cierto es que llegada la noche, veinte horas más tarde, y en vista de que no mejoraba acudí a urgencias de hospital de este pueblo. Me han tratado muy bien. Me hicieron radiografías y una analítica de sangre, y yo les agradezco el esfuerzo de entenderme para facilitar los síntomas. Al parecer me atacó alguna bacteria y me provocó inflamación en las fosas nasales, una sinusitis aguda. Me recetaron de todo, hasta un derivado del opio para el dolor. Antiinflamatorios, descongestionante y claro, también antibiótico. Total que estuve día y medio sumido en un pozo de dolor. Afortunadamente parece que el diagnóstico fue el correcto y hoy, dos días después tengo una mejoría apreciable. Si todo sigue igual mañana vuelvo a la moto y a hacer turismo.

Tengo que recuperar el tiempo si quiero ver lo que me había propuesto así que decidí quedar otro día más en Pai.

He elegido solo unas pocas de visitas, todas accesibles desde la moto alquilada: El Cañón de Pai, La aldea china de Santichon, Memorial Bridge, Boon Ko Ku So Bridge (puentes de bambú)

En general se trata de dar hacer una ruta por la periferia recordando que estoy en el campo y zona preferente  de cultivo arroz. 

Campo. Y casi desde cualquier lugar se puede ver el Buda Blanco en su colina

La temporada es seca y por tanto las cosechas están recogidas. Por la misma razón de falta de lluvia decidí también no desplazarme a alguno de los saltos de agua del entorno.

Y claro, ni pensar en ir a algún poblado de las mujeres jirafa o algo relacionado con los elefantes. Respetando todas las opiniones, yo tengo la mía. Y para muestra un botón. Paseando por una carretera secundaria me encontré tres negocios de este tipo.

Negocio con elefantes como reclamo a pie de carretera
Que no me cuentes historias del beneficio que supone recoger a estos animales. Sólo verlos atados y enjaulados es suficiente. Pagar por ver esto fomenta el maltrato animal, así de claro.

Wat Phra Mae Yen (El Buda Blanco), un templo de altura

Raro es el punto del entorno de la ciudad desde el que no sea visible el buda blanco de este templo. Es uno de los lugares de mayor interés que se localizan en la localidad de Pai. Un pequeño templo que se encuentra en lo alto de una colina al sudeste de la ciudad, y desde el que las vistas son realmente espectaculares. Merece la pena subirlos, ya que desde arriba se tiene una panorámica muy especial. Aunque lo visites por la mañana volverás al aterdecer con seguridad. Desde arriba de la montaña te imaginas fácilmente como se puede ver la puesta de sol.


MEMORIAL BRIDGE

A las afueras de la ciudad de Pai, por la carretera 1095 de Chiang Mai con dirección sur, a unos ocho kilómetros, nos encontramos en uno de los lugares interesantes que guarda esta población tailandesa. 


Se trata del conocido como Memorial Bridge, un especial puente que fue construido por los japoneses en el año 1942 durante la Segunda Guerra Mundial con el objetivo de mejorar las vías de transporte de armas y provisiones a la zona de Myanmar. Hoy es todo un recuerdo a las víctimas del conflicto que se ha convertido también en una atracción turística, muy frecuentada por los visitantes que se acercan a Pai. Además, el puente Memorial Bridge de Pai ha aparecido como escenario en una conocida película tailandesa, y esto ha hecho que se acerquen a visitarlo, además de los turistas, numerosos habitantes de los pueblos y ciudades de los alrededores. 

Se trata de un puente realizado con vigas de hierro y madera que, a nuestros ojos occidentales puede parecer un tanto irrelevante o anticuado. Sin embargo, es uno de los atractivos de la ciudad, y el lugar en el que todo el mundo se detiene para tomar fotografías. Y todo el mundo es todo el mundo porque es imposible localizar un solo instante donde el puente quede libre para hacer una fotografía sin personas.


SANTICHON, la aldea china

Uno de los lugares más curiosos de la ciudad de Pai es el llamado Pueblo Chino. Resultó un lugar interesante de visitar en Pai. 


Se trata de un antiguo asentamiento de una comunidad de origen chino, concretamente una tribu Yunnanese, que cruzó la frontera a mediados del siglo XX para escapar del régimen comunista de China, y terminó asentándose en esta zona. 

En la actualidad puede visitarse el poblado que se ha mantenido en buen estado a pesar del tiempo, con sus construcciones, sus casas y sus tiendas. Hoy es un lugar eminentemente turístico, preparado para recibir a los cada vez más turistas que se acercan a esta parte de Tailandia.


El Cañón de Pai, o Kong Lan

Se trata de un paraje natural localizado junto a la ciudad de Pai que es uno de los muchos pequeños tesoros que alberga este rincón de Asia. Una especie de cañón al que algunos llaman Gran Canyon, en referencia al Gran Cañón del Colorado pero que en absoluto tiene nada que ver ni de casualidad. 

 Sorprende, eso sí, por la exquisita belleza de sus barrancos y precipicios, que forman un paisaje peculiar e impresionante que se recorta sobre el telón de fondo que compone el valle. Para acceder a la zona hay que tomar la carretera 1095 desde la ciudad de Pai. La sucesión de cortes rocosos y abruptas colinas componen una especial hilera de crestas de color rojizo, que le dan al entorno una visión diferente. A los lados, frondosos bosques de pinos ponen el toque verde. Merece la pena acercarse a contemplar el paisaje, en especial al caer la tarde. La luz en ese momento es realmente maravillosa y las vistas se convierten en toda una experiencia. 


Existe un mirador al que se accede a través de una especie de escalera practicada en el terreno. Desde allí las vistas son espectaculares. Y no es necesario mencionar que a la hora de la puesta del sol este lugar es un hervidero de gente que llega para disparar sus cámaras fotograficas. El parquin está hasta la bandera de motos de alquiler.



BOON KO KU SO BRIDGE (puente de bambú)

En realidad yo más que puente lo calificaría como una sucesión de puentes que en conjunto rondan los 800 metros. 


Estos puentes están situados sobre una superficie de campos de arroz, a unos dos metros del suelo y sirve a los agricultores para acceder a las fincas en la época de lluvias, cuando el terreno está inundado de agua y plantan el arroz.

Lo interesante del lugar es ver dónde la gente vive, trabaja y cómo se las ingenia para facilitarse la labor utilizando lo que la Naturaleza pone a su disposición en el entorno.


Lo de menos, pienso yo, es si ahora trabajan menos el arroz y viven más del turismo. 


Cada cual ve con los ojos que quiere ver y a mí me gusta ponerme en la piel de la gente que construyó aquello en su momento y adivinar o imaginar su vida en el campo.

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 Cómo dije anteriormente, a todos estos lugares viajé en moto de alquiler. Este pueblo de Tailandia llamado Pai es uno de los lugares donde mayor cantidad de motos puedes encontrar por metro cuadrado, o por habitante, o qué se yo… es una locura la cantidad de negocios de alquiler que existen. Por suerte para mí, claro que tanto me gusta “motear” descubriendo lugares.


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