16/12/2019
LUANG PRABANG
Los días pasan como si tal cosa y aquí estoy, en mi tercer país de este viaje. He tardado tres días en llegar a Luang Prabang y voy a resumirlo con algunos detalles por si interesa a otros viajeros. En casos como este, cuando se cambia de pais, se agradece la información.
Partí de Chian Rai (Tailandia) a las 8 de la mañana en autobús camino de Chiang Knong. Hay un servicio de transporte en autobús cada media hora. Una de las empresas sale a las horas en punto desde las 7 de la mañana y otra sale a las y media de cada hora. Por ser más claro, desde las siete de la mañana hay un autobús cada media hora que te acerca a la frontera hasta las 17:30 que sale el último. Esto es en la estación de autobuses que hay en el centro, justo al lado del Night Market.
Al llegar a Chiang Knong el autobús para como a 4 km de la frontera y necesariamente hay que tomar uno de los tuk tuk que ya están en la parada y al precio fijo de 50 Bat.
El proceso y sellado de salida de Tailandia es sencillo y lleva unos pocos minutos.
Después, como no está permitido cruzar a pie o en bicicleta el puente que conduce al lago de Laos, hay que tomar un autobús que cuesta un precio fijado de 20 Bat.
Llegamos al lado de Laos. Hay que rellenar dos pequeños formularios en inglés, disponer de una fotografía tamaño carnet y de los 35 $ USA que cobran en el caso de ser Español. Ojo que miran con detenimiento los billetes americanos; no todos están permitidos así que mejor que su edición sea de fecha lo más reciente posible.
Y ya estamos en Laos, pero eso sí, a 14 km de la población más cercana que es XUAY XAY así que otra vez nos vemos obligados a tomar otro tuk tuk por importe de 80 Bat. El ticket se compra en la propia frontera, es precio fijo, regulado, nada de regateos.
A partir de aquí yo tenía dos opciones para llegar a mi siguiente destino que era Luang Prabang. Una el autobús y la otra tomar un barco de durante dos días baja por el Río Mekong haciendo parada en PAKBAN para dormir. Yo elegí la opción del barco. El precio es de 220.000 Kip, al cambio de hoy 22,32 €.
Eso sí, en el barco no hay servicio de comidas, tan sólo algunas chucherías, bolsas de patatas fritas o botes de sopa instantánea a la que hay que añadir agua caliente. Para beber sí, hay cerveza y unos cuantos refrescos. Todo hay que pagarlo, por supuesto.
Como el barco sale a la 11- 11:30 yo no pensaba llegar a tiempo pero sí, subía al barco esa misma mañana y me evité pagar una noche de hotel.
Y la suerte me siguió acompañando porque en el tuk tuk de traslado
coincidí con Song, un tailandés que iba con mi mismo destino y enseguida me tranquilizó diciéndome que él iba al mismo barco y que me ayudaría. Que gusto encontrar personas así en momentos concretos del viaje. Por suerte Song se entiende bien con los locales y me tuteló en todo momento en Pakban ayudándome a conseguir una tarjeta para el teléfono y alojamiento en su mismo hostel.
Bajar por el Mekong, me gustó mucho y lo disfruté. Tiene un encanto especial moverse con lentitud sobre sus aguas tranquilas color de barro sobre un barco parcheado con maderas, asientos a medio clavar sobre cubierta o simplemente sueltos, tapizados agrietados que han soportado miles de culos en otra mil travesías y el motor de gas-oil, una bestia que empuja el bote y que ruge como un dragón mientras nos invade con el humo de su escape de vez en cuando.
En ambas orillas, cada poco tiempo se ve a la gente que vive allí pescando o cultivando la tierra, también el bosque. Ese bosque absolutamente frondoso y verde que me hizo recordar esa parte negra de la historia de Laos y que tanto sufrió durante la guerra llamada de Vietnan.
“En promedio, ocho bombas por minuto fueron lanzadas durante la guerra de Vietnam sobre Laos entre 1964 y 1973. Esta suma supera a la de las usadas durante toda la II Guerra Mundial”
Y como es lógico, parte de estos bosque que ahora se ven desde el barco sufrieron una gran devastación porque interesaba ver al enemigo y los norteamericanos no dudaron en bombardear todo cuanto de movía. Una masacre.
Pero la vida sigue y ahí están ganándose la vida barqueros, pescadores, agricultores y demás aprovechando todo el potencial de este río enorme.
Incluso buscadores de oro, a los que se distingue bien porque están agachado con su cuenco metálico con forma de sombrero chino invertido.
Incluso buscadores de oro, a los que se distingue bien porque están agachado con su cuenco metálico con forma de sombrero chino invertido.
De vez en cuando el barco para para dejar o recoger viajeros y mercancías. Me queda el recuerdo especial de un grupo de niños que, literalmente, abordaron el barco cual piratas del Caribe para intentar vender alguna pulsera en los pocos minutos de parada.
Debo reconocer que sufrí viendo la destreza y el atrevimiento de estos chavales porque alguna estuvo a punto de irse al agua o golpearse con el barco de al lado. Son escenas que nunca veremos en Europa porque allá nuestros niños tienen cubiertas con creces todas sus necesidades.
Debo reconocer que sufrí viendo la destreza y el atrevimiento de estos chavales porque alguna estuvo a punto de irse al agua o golpearse con el barco de al lado. Son escenas que nunca veremos en Europa porque allá nuestros niños tienen cubiertas con creces todas sus necesidades.
Y ahora a pasar unos días en Luang Prabang, sin prisas, y a turistear un poco. Este pueblo me ha causado muy buena impresión. Las ofertas para dormir o para comer son muchísimas y a unos precios muy baratos.
ENLACE A FOTOGRAFIAS
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ENLACE A FOTOGRAFIAS
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TAL BAT
O ceremonia de entrega de limosna a los monjes
Me levanto temprano. Son las 5:15 de la mañana. Aún es de noche y hace fresco. Voy armado con mi cámara de fotos y nada más. El objetivo es asistir a la entrega de limosna a los monjes de la localidad.
Esta ceremonia se realiza cada mañana sin excepción en todo el pais.
Los donantes se colocan en lugares concretos, sentados o arrodillados con sus donaciones en el regazo esperando la llegada de los monjes. Para ellos es un deber ofrecerles comida porque los tienen en consideración como sagrados.
De modo mayoritario les entregarán arroz pegajoso cocido recientemente y también frutas y algunas especias. Esta limosna supondrá la única comida que hagan en el día pues a partir de las doce se dedicarán a menesteres como la limpieza, el estudio la meditación etc.
Díez minutos antes de las seis de la mañana veo a los primeros monjes que en fila India, cabeza baja y de modo disciplinado marchan descalzos y acuden con sus cuencos llamados “patta” para recibir sus porciones de comida que cada donante les da. Levantan la tapa del cuenco, reciben su donación, tapan el cuenco y avanzan. Así hasta que la llenan. (VIDEO)
Los monjes no tienen derecho a ganar dinero, me dice alguien, así que se alimentan de las donaciones de la gente.
Son las 6:10 y ya empezará despejarse la calle. Los monjes han pasado a un ritmo muy rápido, casi sin detenerse delante de cada donante, como si quisieran escapar del lugar.
Ahora regresan a sus monasterios y pagodas para comer y comenzar su jornada.
Hay una sensación mágica en esta ceremonia, se palpa la espiritualidad. Pero…
El pero, somos los turistas que convertimos el momento en un espectáculo poco ejemplar en muchas ocasiones. Por conseguir una foto hay quien se salta ya no las reglas más elementales de educación, sino también del protocolo.
Unos minutos antes de las 6 comienzan a llegar tuk tuk y camionetas con los turistas de sus respectivos hoteles para asistirá la ceremonia.
Especialmente me llama la atención que a grupos de turistas orientales, generalmente tailandeses y vietnamitas les reservan lugares y cuencos de arroz para que ellos ejerzan de donantes por unos minutos mientras otros le sacan la foto de la que presumir después. Está permitido, es cierto, la limosna es igual de válida pero la actitud no. Son detalles feos que pueden ser evitados y que me hacían pensar que si los monjes caminaban tan rápido era porque trataban de eludir lo antes posible tal situación. Obviamente no es así, claro.
Tres días y medio en esta ciudad y a pesar de todo lo bueno que resultó me apetece avanzar hacia el sur.
Ayer tuve un día deportivo pero cansado. Resulta que en el mismo hostel que yo se hospedó Yolanda que está viajando en bici con alforjas por esta parte de Asia. Aunque ella es la reciente campeona del Aragón de enduro - bici, alquilé una montain bike y me atrevía a compartir ruta hasta una catarata cercana. Llevo dos meses sin dar pedal y he perdido la forma pero bueno, Yolanda fue generosa y se mantuvo a mi paso.
Estamos en temporada seca así que imaginamos bien que la catarata estaría sin agua. Y así fue pero el paseo en bicicleta lo hice y fue lo mejor del dia.
Aparte de todo lo contado me dediqué estos días a comer bien, descansar (no se de qué) y a pasear por la zona portuaria, bueno, más bien la orilla del río, y a ver el mercado de día y el de noche.
El nocturno es algo recurrente en todos los países así que puedes encontrar regalos de todo tipo, ropa etc..y aquí, en Laos, como curiosidad, se pueden comprar souvenir, cucharas y otros utensilios que con gran sentido de la practicidad y hasta de concienciación, los laosianos fabrican con el metal de las bombas que lanzó sobre ellos el ejército norteamericano.
El mercado anexo a este es el Night Food Market. Para cenar se pone esto de turistas a tope porque la oferta no puede ser mejor ni más barata. Por ahí quedan algunas fotos ya un tanto mezcladas.
Quedo con Yoli y otro colega francés que también viaja en bicicleta. Hemos coincidido los tres aquí y cada uno lleva rutas distintas. Nos damos un abrazo y seguimos camino.
O ceremonia de entrega de limosna a los monjes
Me levanto temprano. Son las 5:15 de la mañana. Aún es de noche y hace fresco. Voy armado con mi cámara de fotos y nada más. El objetivo es asistir a la entrega de limosna a los monjes de la localidad.
Esta ceremonia se realiza cada mañana sin excepción en todo el pais.
De modo mayoritario les entregarán arroz pegajoso cocido recientemente y también frutas y algunas especias. Esta limosna supondrá la única comida que hagan en el día pues a partir de las doce se dedicarán a menesteres como la limpieza, el estudio la meditación etc.
Díez minutos antes de las seis de la mañana veo a los primeros monjes que en fila India, cabeza baja y de modo disciplinado marchan descalzos y acuden con sus cuencos llamados “patta” para recibir sus porciones de comida que cada donante les da. Levantan la tapa del cuenco, reciben su donación, tapan el cuenco y avanzan. Así hasta que la llenan. (VIDEO)
Los monjes no tienen derecho a ganar dinero, me dice alguien, así que se alimentan de las donaciones de la gente.
Son las 6:10 y ya empezará despejarse la calle. Los monjes han pasado a un ritmo muy rápido, casi sin detenerse delante de cada donante, como si quisieran escapar del lugar.
Ahora regresan a sus monasterios y pagodas para comer y comenzar su jornada.
Hay una sensación mágica en esta ceremonia, se palpa la espiritualidad. Pero…
El pero, somos los turistas que convertimos el momento en un espectáculo poco ejemplar en muchas ocasiones. Por conseguir una foto hay quien se salta ya no las reglas más elementales de educación, sino también del protocolo.
Unos minutos antes de las 6 comienzan a llegar tuk tuk y camionetas con los turistas de sus respectivos hoteles para asistirá la ceremonia.
Turistas orientales perfectamente alecionados por sus guías turísticos. Listos para la foto |
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Tres días y medio en esta ciudad y a pesar de todo lo bueno que resultó me apetece avanzar hacia el sur.
Ayer tuve un día deportivo pero cansado. Resulta que en el mismo hostel que yo se hospedó Yolanda que está viajando en bici con alforjas por esta parte de Asia. Aunque ella es la reciente campeona del Aragón de enduro - bici, alquilé una montain bike y me atrevía a compartir ruta hasta una catarata cercana. Llevo dos meses sin dar pedal y he perdido la forma pero bueno, Yolanda fue generosa y se mantuvo a mi paso.
Estamos en temporada seca así que imaginamos bien que la catarata estaría sin agua. Y así fue pero el paseo en bicicleta lo hice y fue lo mejor del dia.
Aparte de todo lo contado me dediqué estos días a comer bien, descansar (no se de qué) y a pasear por la zona portuaria, bueno, más bien la orilla del río, y a ver el mercado de día y el de noche.
"Hacemos brazaletes, no la guerra" |
El mercado anexo a este es el Night Food Market. Para cenar se pone esto de turistas a tope porque la oferta no puede ser mejor ni más barata. Por ahí quedan algunas fotos ya un tanto mezcladas.
Quedo con Yoli y otro colega francés que también viaja en bicicleta. Hemos coincidido los tres aquí y cada uno lleva rutas distintas. Nos damos un abrazo y seguimos camino.
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