Del 15 al 18 de noviembre de 2020
El Loop al que se refiere el título de esta entrada es un recorrido entre montañas de la zona norte de Vietnam que parte y regresa a Ha Giang como base logística haciendo un trazado más o menos circular de más de 350 km que puede variar según las preferencias de cada cual.
Puede hacerse de varias formas, en coche o en moto, y en este último caso puedes conducir por ti mismo llevando delante un guía local o incluso ir de “paquete” con un experimentado conductor que previamente has de contratar.
En mi caso opté por el alquiler de una moto de 125 cc e hice los cuatro días de recorrido por libre. Con la moto me dieron casco, protecciones para rodillas y codos y un mapa muy simple. Con esto y con la inestimable ayuda del GPS pude acabar sin mayores problemas de orientacion. Bien es cierto que son muchos los turistas que siguen el mismo trazado y con frecuencia ves gente cerca de ti. Sin embargo, el último día tuve un despiste y me pasé 11 kilómetros del desvío que debía tomar.
Antes de venir a esta zona de Vietnam consulté los pronósticos del tiempo porque en caso de lluvia desistiría de la aventura. Pero no, las posibilidades de lluvia eran escasas y el día 15 de noviembre arranqué viaje. Salí de Ha Giang sobre las once de la mañana y prácticamente toda la jornada fue un tanteo de la moto para conseguir adaptarme a ella. Era una Yamaha semiautomatica, lo que significa que no tiene embrague pero el control de marchas es manual. Me llevó un tiempo controlarla porque nunca había conducido una moto de este tipo.
Pronto, hacia los primeros 30 km, empecé a vislumbrar un paisaje que en adelante no sólo se mantendría sino que mejoraría en esplendor hasta límites asombrosos.
Fue al segundo día de recorrido cuando pude darme cuenta de la ligereza con que me presenté por esos montes sin estar preparado para afrontar las inclemencias del tiempo. Y realmente pasé mucho frio.
Punto más al norte de Vietnam. Frontera con China. Imagen tomada de Haniijourney.com |
El tercer día de ruta fue más suave y me centré mucho en disfrutar de los increíbles paisajes que se presentaban a mi paso. Cualquier calificativo se queda pequeño para describir la belleza de estos parajes.
Es una permanente sucesión de montañas ondulantes y valles hermosísimos formados durante millones de años de actividad tectónica y la erosión marina de estos grandes macizos. Por muy increíble que parezca el mar estaba aquí. Eso he leido. Parece que son numerosos los fósiles acuáticos descubiertos en la zona.
A toda esta belleza hay que añadir las personas que habitan la región y que pertenecen a minorías étnicas, en este caso la H’Mong, al igual que ocurre en Sapa y la franja norte de Vietnam.
Si el paisaje asombra, a mi me llamó más la atención las gentes de la zona y su modo de trabajar la tierra, su constitución física y hasta su ropa. Viven en un entorno bastante hostil pues es una tierra ausente de árboles que sujeten la tierra. Son agricultores a tiempo completo. Los valles tienen poca superficies de labor y han de recurrir adaptar las laderas de los montes construyendo terrazas a golpe de azada.
En esta época del año el ambiente se llena de humo por las múltiples hogueras que encienden pare quemar la poca vegetación y poder cultivar. Y como son pequeñísimas parcelas entre las rocas te encuentras con cientos, miles de pequeños fuegos a lo largo de toda la ruta.
Me llamó la atención ver a tanta gente trabajando en un mismo lugar, de lo que deduje que actúan de forma comunitaria aunque no pude confirmarlo.
Este es un territorio difícil para vivir y la gente es ruda y fuerte. Son gente de una llamativa estatura baja, por debajo de la media del resto de Vietnam.
Incluso sus rasgos faciales son notablemente distintos. Supongo que la cercanía con la frontera de China puede tener algo que ver.
Y duros lo son. Yo, lleno de frío cruzaba sus pueblos, por delante de sus casas, y me asombré de encontrar niños muy pequeños descalzos y algunos escasos de ropa. Y con chanclas y sin calcetines conduciendo sus motos la mayoría de los mayores, cuando mis pies cubiertos con dos pares de calcetines y un zapato estaban casi siempre frios.
Cuando no están trabajando en el campo se les puede ver en la carretera, en moto algunos, y a pie una mayoría. Cada mañana temprano es fácil encontrarlos yendo al mercado o de regreso.
Las mujeres llevan ropa de colores intensos, y me llamó especialmente la atención sus faldas de tablas verticales, de múltiples colores y que cuando caminan se mueve bamboleándose de izquierda a derecha al ritmo de sus pasos y de sus caderas.
Ellas, especialmente, cómo no, cargan sacos y canastos a su espalda, incluso los niños llevan algunos adaptados a su tamaño. En fin, hablamos de una gente sencilla y trabajadora del campo que practican la agricultura de subsistencia porque no creo yo que tengan mucho exceso de producción.
Hay que hablar de las carreteras por las que he transitado en este loop. Para ser sincero, si antes de empezar me hubieran enseñado in situ el trazado y las condiciones del piso, es más que probable que me lo pensara detenidamente antes de subirme a la moto.
Con semejantes montañas y valles, los caminos no iban a ser menos llamativos. Su trazado es sinuoso al máximo, curvas y contracurvas en subidas y especialmente en bajadas que hacen extremar la precaucion al máximo. En mi caso, que padezco de vertigo, la moto se me iba inconscientemente hacia el medio de la carretera como si tuviera vida propia. Acercarse a algunos bordes suponía para mi un motivo de preocupación.
El asfalto con frecuencia desaparece y los baches son mayoria, algunos, verdaderos sembrados de piedras bastante peligrosos de transitar.
Es verdad que quien tome una moto para hacer este viaje debería cuando menos tener una mínima experiencia de conducción. Es muy corriente que una buena cantidad de extranjeros, por no decir una mayoria, nunca han conducido una moto y claro, al final las estadísticas son desgraciadamente contundentes y las caídas ocurren a diario y algunas acaban en verdaderas tragedias.
Hay que añadir a estos peligros el modo bastante inconsciente de conducir que tienen los vietnamitas, para los cuales las normas de circulación es algo inexistente. De hecho, siempre me he dicho a mi mismo que salir ileso como peatón después de un viaje a todo lo largo del país es un logro considerable. Cruzar una calle es una verdadera aventura, independientemente de que el semáforo de peatones esté en verde porque nadie lo va a tener en cuenta.
En fin, que recorrer estas carreteras no es tan fácil como parece. Es verdad que es un viaje de aventura que conlleva cierto peligro y que no está al alcance de cualquiera pero quizás es exagerado que algunas personas lo califiquen de viaje de aventura extremo.
Reconozco que lo he disfrutado muchísimo, entre otras cosas porque me encanta montar en moto. Pero lo increíble han sido los paisajes de cuento que he podido ver y disfrutar. Las fotografías transmiten belleza pero no dejan de ser documentos en dos dimensiones sin ese "alma" que se percibe con los propios sentidos del viajero.
EL TRAZADO:
Es verdad que hay un trazado que casi todo el mundo asume, aunque cada cual puede elegir su propia ruta. En mi caso fueron cuatro días de moto, cuatro etapas por tanto porque a mi, el tiempo no me apremiaba.
Etapa 1: Ha Giang – Quen Ba – Yen Minh – Don Van
Etapa 2: Don Van – Lung Cu – Dong Van – Meo Vac
Etapa 3: Meo Vac – Du Gia (por la carretera 176)
Etapa 4: Du Gia – Quan Ba (por la carretera 181) – Ha Giang
El cuenta kilómetros de mi moto marca alrededor de 430 km recorridos.
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